El cuerpo que se mueve a través de un acto de voluntad, es muy bueno, pero al mismo tiempo pierde mucho de lo que son sus posibilidades ocultas; en cuanto la voluntad, implica un acto básicamente racional y calculador, que poco o nada se adapta a un movimiento fluido y sofisticado de un cuerpo en plena acción. Un movimiento fluido y en sintonía con si mismo y con otra configuración, que podría ser alguien más o la naturaleza misma, implica una expansión de la voluntad, la cual como tal, así expandida es capaz de incluir cada cosa, cada opuesto, cada división del volverse.
Este es un blog que intenta comprender algunos mecanismos fisiológicos que el cuerpo ya sabe pero que el Yo todavía no.
Leer tu reflexión abre una serie de interrogantes muy interesantes, como por ejemplo, al enseñar la educación física, George Hébert la planteaba en 1914 siguiendo un "método natural". ¿Qué entendemos actualmente como método natural? O cómo para los deportistas el primer concepto de espacio es “la esfera de movimiento”, la cual se define como el espacio máximo que pueden llegar a estar en contacto. (Tengo entendido que “la esfera de movimiento” cambia de tamaño según el deporte o la morfología del deportista.) Me disculpo si estoy confundiendo conceptos o soy demasiado esquemático en lo que digo, pero en ese caso ¿dónde quedan las posibilidades ocultas que tu manifiestas? O por último, en el arte de la danza y el teatro, sobretodo en oriente se han planteado milenariamente el tema del movimiento. Por ejemplo en el caso del butō, que es una manifestación artística que nace de la posguerra y constantemente busca reflexionar sobre la cultura nipona posterior al desastre nuclear. ¿Es posible trasladar una tradición japonesa con sus posibilidades ocultas - si las han explorado - a occidente? Gracias
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